2017 tiene los días contados (concretamente le quedan 24) y apunta a ser el año con mayor número de agresiones en campos de fútbol españoles de los últimos tiempos No en vano, y según una noticia de El Mundo en su edición digital, «se han denunciado más de 50 agresiones, el triple que en años anteriores»
Aunque en ocasiones la agresión parte incluso desde alguno de los equipos (como en el caso de Christian, agredido por el entrenador del equipo perdedor siendo menor de edad cuando arbitraba un partido de juveniles), generalmente es en las gradas donde comienza el incendio; y si bien la agresión puede ir contra el equipo contrario o contra la afición rival, es el árbitro quien, en general, se suele llevar la peor parte, y no necesariamente en forma de agresión física. Un ejemplo reciente de esto es el vivido por Eva Alcaide, asistente en un partido de juveniles que recientemente tuvo que soportar todo tipo de joyitas desde la grada por parte de un grupo de chavales con una educación más bien nula. Lo explicaba bien claro en un hilo en twitter.

Fuente: elmundo.es
Se suele decir que «lo que pasa en el campo, se queda en el campo»… pero nada más lejos de la realidad, y especialmente cuando se trata de chicos y chicas jóvenes, ya sea desde la grada o en primera persona, en el propio cesped. Lo que pasa en el campo, ya sea compitiendo, ya entrenando, va más allá del cesped. Cala en lo más hondo de las cabezas de nuestros más pequeños, porque como me dijo la hija de unos amigos, «¡los niños somos como esponjas, Jose!» Y es que, fectivamente, los chavales, o más bien sus cerebros, son auténticas esponjas que absorben todo lo que ocurre a su alrededor y, más importante, lo interiorizan e integran en sus esquemas mentales y en su sistema de creencias, en su particular visión de la vida. Esto es muy importante porque, en realidad, los niños no aprenden situaciones particulares o concretas que han ocurrido. El aprendizaje realmente relevante, el que queda grabado, va más allá de eso.
Por eso te pregunto, ¿Qué es lo que aprende tu hijo cuando la lías en el campo?
- Para empezar, aprenden que la derrota o el error no es una opción. Desde antes del partido, estás repitiendo eso de «venga que hoy ganas», «hoy hay que ganar sí o sí», etc… Los árbitros no tienen margen para el error, no se les permite equivocarse y, si lo hacen, son duramente castigados. Tampoco tu pequeño o tu pequeña tienen permiso para perder, o para hacer algo mal. Aunque estén compitiendo y tengan un equipo frente a ellos que esté haciendo las cosas muy bien, aunque estén en pleno proceso formativo. Recuerda «ganar sí o sí»…
- Otra lección importante que les estás dando, es que las cosas se arreglan con violencia. Y la violencia no es sólo física, también lo es verbal. Me da igual que empujes, pegues, o que insultes y grites… Se olvida la autocrítica, se olvida la deportividad, se olvida la educación o el respeto al rival. Se olvida el autocontrol y la gestión emocional y la única herramienta que les enseñas para manejar la frustración o la adeversidad, lo único válido, es enfrentarse violentamente a quien tenga la culpa de todo.
- Y, por cierto, ¿quién es responsable de la derrota o el fallo? los otros, siempre, por supuesto. Por eso, también estás enseñándoles a no hacerse cargo de sus acciones, de sus logros o sus fracasos, y les estás negando la oportunidad de crecer, de desarrollarse en una faceta muy muy importante en su vida, que es la de gestionar las derrotas. Y ¿sabéis qué, papi y mami? vuestros peques, aunque no a cualquier precio, también deben perder de vez en cuando.
- Y, en general, no sólo les enseñas a no hacerse cargo de sus acciones. También les impides desenvolverse por sí mismos. Porque ahí estás tu, papá, mamá, para recordarles lo que deben hacer (por supuesto siempre por encima del entrenador) y para dar la cara por ellos, ya que, al fin y al cabo, ellos son incapaces (no lo digo yo, se lo transmites tu)
Recuerda que eres un ejemplo para ellos. Y lo eres en todo momento, por lo que no debes bajar la guardia ni descuidar esta importantísima labor. Se trata de la educación de tus hijos, de su formación como personas, y lo que aprendan en el deporte, en un entorno tan empapado de emociones, va a tener una impronta en su entramado cerebral muchísimo más fuerte que cualquier otra lección, abarcando (sin miedo a exagerar) todas las facetas de su vida. Y te puedo asegurar, que en la vida va a perder muchas, muchísimas veces. Por eso el deporte es un fantástico vehículo formativo y educativo para ellos y ellas… para bien, y para mal.

Fuente: elconfidencial.com
Y se ha hablado muchas veces de que, tal vez, habría que dejaros fuera de los campos pero yo te pregunto ¿es justo?, no ya sólo para vosotros, sino para vuestros hijos, ¿acaso eso ayuda cuando ellos lo viven con tanta ilusión, cuando parte del encanto de esto es que los veáis crecer, mejorar, disfrutar…? te diré más: como padre, confío en vosotros y vosotras como confío en mí, y creo que sólo se necesita la educación, el asesoramiento y la guía para que podáis ser aliados del equipo, para que seáis ese jugador número 12, ese impulso, ese aliento, esa ayuda constante desde vuestra parcela y vuestros recursos. Porque sé, y es lo más lógico, que queréis lo mejor para vuestros hijos.
Se trata de un tema bonito y a la vez muy complejo que va más allá de estas pocas líneas, pero me ha encantado poder compartir contigo, con vosotros, estas cuatro pinceladas con el ánimo de intentar transmitir qué es lo que implica nuestra conducta en los campos de fútbol, o en las canchas de baloncesto, las pistas de atletismo, o los tapices en artes marciales, por poner un ejemplo. Ojalá os haya servido como punto inicial de reflexión, porque eso ya sería todo un logro.
Un par de enlaces de interés ¿Te ves identificado/a con ellos?
‘Radiografía de un padre marrullero’, en El Confidencial
‘Un año 2017 plagado de agresiones a los árbitros’, en El Mundo
