El dominio de nuestra atención para saber sufrir

Hace algún tiempo, en este mismo blog, escribí acerca de las principales habilidades atencionales que conviene entrenar para un mayor rendimiento deportivo. Aprender a manejar los distintos enfoques atencionales según sea más conveniente es uno de los principales recursos con los que el deportista puede marcar la diferencia a la hora de afrontar las distintas situaciones que le plantea la competición o el entrenamiento.

Uno de los momentos críticos que un competidor puede sufrir es ese en el que el dolor o el cansancio empiezan a interferir y se convierten en un serio obstáculo, adicional a los que de manera natural ofrece el reto, para lograr o acercarse al objetivo.

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Fuente: Pixabay

Se me vienen a la cabeza ejemplos como el reciente de la corredora japonesa Rei Lida que se fracturó una pierna y continuó hasta entregar su relevo en la carrera Princesa Ekiden, o el de otro competidor que en el pasado mundial de Taekwondo en Perú, en modalidad de poomsae, se lesionó un tobillo y continuó a duras penas su ejercicio hasta finalizar. Tal vez sean ejemplos sobre los que podríamos debatir acerca de lo correcto o no de continuar una competición con una lesión y arriesgar la integridad, pero eso daría para otro post muy interesante. Casos menos extremos podrían ser los siguientes:

  • Una boxeadora llega al tiempo de descanso extenuada o dolorida por los golpes
  • Un ciclista que ha hecho un gran esfuerzo se encuentra en un periodo de la etapa más tranquilo
  • Una persona lesionada tiene que afrontar el dolor de un proceso de rehabilitación,
  • Un escalador está en sus últimos metros después de una dura subida
  • Un futbolista está defendiendo un resultado en los últimos minutos de la prórroga en una final de una gran competición (recordemos a la Croacia de las prórrogas en este último mundial de Rusia)
  • Una judoka que acaba de competir y tiene media hora antes de retomar los combates
  • Un karateka que disputa una competición concentrada en pocos días y debe conciliar el sueño para afrontar su siguiente jornada

Estos sencillos ejemplos nos dan una idea de uno de los dos elementos claves que determinaran nuestra estrategia: las situaciones que se pueden dar. Momentos de alta intensidad que requieren nuestra atención, etapas de intensidad baja que no requieren un esfuerzo o concentración especiales, momentos de pausa o descanso en los que tendremos que atender a las instrucciones para afrontar la siguiente etapa activa, periodos más largos de inactividad antes de la siguiente competición…

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Fuente: Pixabay

El otro elemento que va a condicionar nuestra estrategia es el tipo y grado de cansancio o dolor que tenemos, o más exactamente la posibilidad que tenemos de atender o desatender a esa sensación: ¿es difícil alejar nuestra atención de esa sensación o podemos hacerlo con relativa facilidad?, ¿nos conviene precisamente atender a esa sensación con el objetivo de aprender a controlarla?…

Para cada situación puede haber un objetivo u otro que en líneas generales, puede diferenciarse en tres:

  • Afrontamiento directo de la sensación de cansancio o dolor sin que obstaculice o dificulte nuestro rendimiento
  • Afrontar la sensación de cansancio o dolor con el fin de ganar en nuestra percepción de control sobre la misma
  • Evitar la sensación de cansancio o dolor para continuar rindiendo o para descansar o recuperarnos

A partir de todo ello, hay diversas estrategias que nos pueden ayudar a sobrellevar estos momentos difíciles y obtener un mayor rendimiento en circunstancias difíciles que, de otro modo, mermarían nuestra capacidad: dirigir intensamente la atención a los estímulos relevantes de la competición, asociar nuestras sensaciones de dolor o cansancio al rendimiento deportivo (cuando no podemos dejar de atender a demandas y sensaciones), alejar la atención del dolor para llevarla a imágenes agradables, música, conversaciones con compañeros, emplear técnicas de relajación que nos permitan paliar las sensaciones de cansancio/dolor y relajar la atención, emplear autoinstrucciones, hacer uso de la técnica de imaginación para visualizar procesos de control del cansancio/dolor, etc…

Podríamos decir que se trata de saber sufrir, una habilidad clave en el deporte de competición cuando se quieren alcanzar grandes metas, y que está compuesta por la capacidad para discernir los recursos y dificultades que nos presentan las distintas situaciones en función de cada momento, y por diversas técnicas cuyo dominio nos puede servir para cada sobrellevar con éxito cada una de esas situaciones.

Como siempre, el autocontrol es una competencia clave, y la preparación mental, un factor que marca la diferencia.

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