Psicología deportiva ¿existe el «intrusismo casero»?

«Te veo ahí a tope con el intrusismo dando caña ¿eh?» Al principio no sabía a qué se refería mi compañero Fran cuando hablamos por teléfono aquella mañana. De primeras mi cabeza se fue a ese campo de batalla llamado Twitter, pero en seguida me puso en contexto y caí en la cuenta de que la noche anterior había comentado una publicación de cierto grupo de coaches que, en mitad de esta pandemia que nos ha descolocado, decidió salir a pescar.

Hace unas de semanas tuve la oportunidad de ser entrevistado por Manuel Salgado (@ManuelSalgadoF en Twitter) para su programa ‘La Psicología de Cerca’ en la sección especial «Un cuarto de Coronavirus». El tema a tratar era el impacto a nivel psicológico del confinamiento en deportistas. Y entre los diferentes temas que tratamos (riesgo de lesiones, adecuación o no de la vuelta a la competición, hábitos de deporte en personas que antes del confinamiento no lo practicaban a ese nivel…) surgió una palabra que, en los últimos tiempos, ha cobrado fuerza entre mis publicaciones en redes: el intrusismo.

Al momento la asociación en mi cabeza fue inmediata: las pseudoterapias, los oportunistas del coaching, los ex deportistas sin formación específica, etc… Pero Manuel se refería a otra clase de intrusismo: el intrusismo interno. El que ocurre dentro de la propia disciplina. El de casa.

Y no sabéis cuánto me alegro de la oportunidad que me dio Manuel. Porque a medida que hablábamos sobre esta cuestión, la propia conversación me permitió reflexionar y pasar de un «bueno, ese intrusismo no me parece tan malo, no me preocupa tanto como el de los coaches y bla bla bla bla…» a un «oye pues sí, tienes razón, porque son entornos, problemáticas, situaciones… totalmente distintos según qué especialidad»

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Imagen: http://deporte.institutoferro.edu.ar/

¿Existe intrusismo interno? sin entrar en valoraciones y matices, sí, existe ¿puede ser perjudicial? sí, puede serlo. Y es que no es una cuestión de tener más o menos conocimientos o de que estos conocimientos tengan o no una base científica. Se trata de formas de trabajo y maneras de abordar cada situación que difieren entre unas áreas y otras y que impactan directamente en el éxito del proceso y en la persona.

Un psicólogo deportivo tiene que desarrollar una serie de habilidades muy específicas del tipo de personas o situaciones con las que trabaja. Y en base a esto realizar un trabajo que, por cierto, en un punto sí que puede ser susceptible de ser derivado a otro especialista de la parte clínica, por ejemplo.

Entre otras, el psicólogo o la psicóloga que trabajen en el ámbito del deporte tienen que tener la importante capacidad de trabajar los cimientos de la confianza del deportista, el entrenador o el equipo antes de «entrar en materia». Hablamos de deportistas a quienes el trabajo psicológico les puede venir «impuesto» por lo que puede caber una cierta reticencia inicial. Esto no ocurre en otras especialidades, en las que la reticencia muy probablemente llega algo trabajada a la consulta. No olvidemos que, además y aunque esto ya se ha ido mitigando con el tiempo, siguen existiendo ciertos tópicos acerca de nuestro trabajo y que hablan de problemas, defectos, debilidades… y esto en un entorno de competición es muy costoso, especialmente a ciertos niveles y en ciertos deportistas. Hace falta mucho tacto.

Hay, también, mucho trabajo de intervención indirecta, especialmente durante el tiempo en el que se va trabajando esa confianza, y también en paralelo al trabajo directo con el deportista. Hablamos de familiares, entrenador, cuerpos médicos, directivos, etc… En este sentido, el trabajo indirecto va íntimamente ligado en este caso a un fuerte sentido de la colaboración y el equipo, otra de las cualidades que debe tener el psicólogo o la psicóloga del deporte.

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Una de las primeras interacciones que tuve con Manuel en redes acerca de la intervención indirecta en el trabajo con deportistas

Y esto requiere, cómo no, de una capacidad importante para analizar y determinar cuándo es oportuno incorporar mi trabajo, en función del resto de parcelas de la preparación del deportista, y cuándo debo echarme a un lado, observar y/o estar en constante coordinación y comunicación con el resto de áreas.

¿Esto puede hacerlo otro Psicólogo con una amplia experiencia en otras áreas? por conocimientos, siempre será mejor opción que alguien ajeno a la disciplina. Por formas, maneras, hábitos a la hora de saber moverse en el entorno en particular, puede cometer errores que perjudiquen al proceso, sin duda.

Voy más a detalle: y un psicólogo deportivo especializado 100% en badminton ¿podría tener éxito trabajando para un equipo de fútbol de 2ª división? La forma de trabajar, analizar la necesidad y abordar cada caso particular serán las adecuadas, y necesitaría un trabajo adicional para entender el entorno.

Mi conclusión es la siguiente:

  • El trabajo psicológico con deportistas requiere especialización dentro de nuestra disciplina. No tanto por conocimientos como por formas de trabajo y buenas prácticas.
  • Por lo tanto, se debe requerir la misma exigencia con respecto a este tipo de «intrusismo casero» (como ocurriría si yo quisiera meterme en cuestiones reservadas para la clínica)
  • Conocer el deporte con el que se trabaja aporta un enorme valor, pero no lo veo estríctamente necesario.
  • Existe el intrusismo interno, puede no ser tan perjudicial como el que llega de fuera (a veces verdaderamente nocivo) pero sí interfiere y perjudica.
  • El/la profesional de la psicología deportiva debe tener paciencia, tacto, capacidad de análisis, entendimiento global de todo el proceso de preparación deportiva, empatía, buena capacidad de organización y de interlocución, y una visión integral de todo el trabajo de conjunto.
  • El profesional de la psicología (en general) debe ser responsable, sensato y honrado, y trabajar en equipo y colaboración con el resto de colegas de profesión especializados en diversos ámbitos. Hay que huir, por ejemplo, de trabajar determinados trastornos que podamos intuir si no estamos preparados para ello, y derivar a un buen especialista en la materia con el que será muy productivo trabajar codo con codo por el bien del deportista.

Y vosotros/as ¿Qué opináis?, ¿os habíais planteado alguna vez este tema?, ¿conocéis algún caso o algún ejemplo relevante que lo ilustre? me encantará saber vuestra opinión en comentarios o en redes para seguir compartiendo, creciendo y aprendiendo.

Y por supuesto, cerrar el post agradeciendo nuevamente a Manuel su oportunidad para contribuir y aprender un poquito más de esta maravillosa profesión.