Echemos la vista atrás. Vamos a remontarnos al pasado verano, a Río y a sus juegos Olímpicos. Sin duda son muchas las anécdotas que nos han dejado y otros muchos los momentos que quedarán grabados en la memoria del espectador, pero yo hoy me quiero quedar con un caso en particular.
El pasado 23 de Agosto me encontré con una noticia que hablaba de ‘El tremendo zasca de Carolina Marín a su entrenador’. Muy en resumen, hablaba de la repentina respuesta de Marín pidiendo “un poco de espacio” a su entrenador, Fernando Rivas, cuando éste trataba de arengarla con un emotivo discurso en medio de la final de badminton. El video del momento se hizo viral. Cosas de las redes, supongo. Y cosas de la prensa, tan amarilla a veces.

Fuente: abc.com
Imagino, y comprendo, que vende más un zasca que un titular más neutro o didáctico, pero yo quiero quedarme con el aprendizaje y el ejemplo que nos da este caso.
Lo de Carolina Marín no fue ningún zasca. Y mucho menos “tremendo”, como acentuaba esta publicación. Más bien se trata de una necesidad que cualquier deportista puede tener. Si analizamos la situación, es fácil entenderlo. Final olímpica, las más altas expectativas, una trayectoria impecable en todo el torneo y por primera vez el marcador se pone en contra. Por primera vez peligra el oro y el objetivo se tambalea. Por primera vez toca remontar. Una situación potencialmente generadora de estrés, ansiedad, presión. Una situación que, si no se gestiona adecuadamente, puede ser un punto de inflexión negativo y echar a perder el trabajo de toda una temporada.
Y es en esa adecuada gestión donde debemos centrarnos. Ese descanso, ese tiempo muerto, ese momento, es el idóneo para rectificar y reconducir el rumbo del partido. Es el espacio en el que se debe centrar la mente, replantear o mantener la estrategia según se considere, manejar las emociones y llevar nuestro nivel de activación al punto óptimo para el reto que tenemos por delante.
Y en este contexto, prima la sencillez, la claridad y el pragmatismo frente al mensaje emocional y a veces complejo que puede llevar una arenga o discurso motivador, más propio para otros momentos de la competición, sin duda. La capacidad atencional del deportista se reduce, el procesamiento de la información también se ve afectado, y por ello no se debe caer ni en el exceso ni en la complejidad de información. Esto es clave. Instrucciones claras, precisas y, generalmente, espacio emocional. Para respirar, rebajar la tensión, emplear auto instrucciones, pasar página y centrarse en el punto inmediato que toca afrontar. Esto nos lleva a la importancia que tiene entrenar y preparar a deportistas y entrenadores para este y otros tipos de contingencias a las que pueden llegar a enfrentarse a lo largo de la temporada, de modo que tengan los recursos necesarios para afrontarlas de la manera más adecuada.

Fuente: womensportlife
En esta ocasión, fue muy acertado por parte de Carolina Marín pedir ese espacio, físico y emocional, tan necesario para poder afrontar una situación como la que estaba viviendo. Un detalle que los medios pueden haber pasado por alto, pero cuyo conocimiento y adecuada puesta en práctica por parte de un deportista o un entrenador, contribuye notablemente a enderezar una situación que puede torcerse en un determinado momento.
