Parece obvio que todo/a deportista que tenga una mínima aspiración, necesita definir sus objetivos pero ¿Realmente trabajamos bien en el establecimiento de metas para prepararnos y rendir al máximo? En este post te cuento por qué es determinante dedicarle tiempo, conocimiento e incluso ayuda a esta importante faceta de tu preparación.
Si preguntáramos por las habilidades psicológicas más destacadas, seguro que muchos deportistas mencionarían algunas como la visualización, el autodiálogo, o aquellas basadas en la respiración para controlar nuestros niveles de activación. Pero la realidad es que el establecimiento de objetivos es la habilidad básica y fundamental que todo deportista debería dominar y manejar a la perfección antes de aplicar otras habilidades también relevantes.

Para empezar, un buen establecimiento de metas influye directamente en dos variables psicológicas fundamentales: la motivación y la autoconfianza. A través de objetivos de resultado a largo plazo, ambiciosos y alcanzables, podemos desarrollar la primera, mientras que mediante objetivos de realización en un medio y corto plazo, y especialmente de cara a competiciones inmediatas, consolidan la segunda. No en vano, también afectan a los procesos atencionales y, a través de estos, a nuestra toma de decisiones, a nuestra ejecución técnica, y a nuestra propia autorregulación. Nos permiten tener una mayor percepción de control sobre las situaciones, lo cual es la base de nuestra autoconfianza.
Que no te la cuelen los gurús: soñar en exceso no es bueno.
Una parte importante del trabajo con objetivos es, una vez establecidos, saber evaluar y valorar la viabilidad de éstos. Un error frecuente es no hacer esta labor de análisis previo antes de lanzarnos a por ellos, lo que puede dar lugar a la frustración de no alcanzar lo que nos propusimos, de no sentirnos capaces. Y esto menoscaba nuestra confianza. Tener claro el desafío, las características de la prueba o el rival, las dificultades que podemos encontrarnos, nuestros recursos para afrontarlas (y no sólo en términos de nuestra capacidad, sino de medios materiales, económicos, tiempo, apoyos…), nuestro historial en cuanto a éxitos similares anteriormente alcanzados, etc… son elementos que vamos a tener que valorar con cuidado para, importante, ajustar nuestras expectativas. Y es que, logremos o no nuestras metas, hay una diferencia muy importante entre quedarse a las puertas o ver que aquello nos vino excesivamente grande. En el primer caso hay una mayor congruencia entre el éxito esperado y lo que logramos, de modo que nuestra confianza no se va a ver tan afectada como en el segundo ejemplo.
Por otro lado, debería ser de obligado cumplimiento valorar, detenidamente, todos los beneficios y costes asociados al objetivo u objetivos que te plantees, contextualizándolos en un corto, medio y largo plazo. De este modo puedes ver que los costes de hoy no serán los mismos de mañana, y que incluso en el corto plazo puedes encontrar beneficios que te incentiven a seguir trabajando. Pero también te puede ayudar a tomar una decisión acerca de no acometer este trabajo y modificar tu objetivo para ajustarlo más a tus posibilidades de ponerte a ello. Un recurso sencillo pero muy efectivo es usar una matriz de toma de decisiones para ordenar toda esta información.
Que no te la cuelen los gurús del fitness, los lambos y las frases motivadoras prefabricadas: marcarse metas por encima de tus posibilidades puede ser muy contraproducente.
Trocea tu desafío.
Eso sí, puedes comprometerte con un objetivo ambicioso, difícil, que te requiera más de lo que hasta ahora has podido, siempre y cuando cuentes con los recursos (los que podrás evaluar en el proceso que te comenté líneas arriba) para llegar a alcanzar ese nivel y, fundamental, dividas tu meta en sub etapas que conforman los llamados objetivos intermedios.
Estos objetivos intermedios son fundamentales para mantener la motivación (teniendo metas interesantes más cercanas al momento actual), la confianza (generando situaciones de éxito y permitiéndote ver que vas por el buen camino) y tu preparación y mejora (aprovechando competiciones menores como amistosos o participaciones menos trascendentales) a lo largo del camino.
La base sobre la que se construye todo.
Otro aspecto importante del establecimiento de objetivos es que es la base sobre la que se van a ir encajando y asentando el resto de habilidades. Lo que necesitamos no es dominar ciertas técnicas, sino hacerlo en el momento, forma y lugar en que sirven a nuestras metas. Es decir, tener una estrategia efectiva. Y esto sólo se puede hacer sobre unos objetivos bien definidos y establecidos.
Por ejemplo, preparamos un plan de actuación para el partido de la próxima jornada, con objetivos concretos de realización, anticipando dificultades y preparando planes B para cuando estas surjan. Y sobre ese plan, podemos incorporar una visualización antes de saltar al campo, un autodiálogo cuando surja cierta dificultad (como un balón perdido, un marcador en contra, etc…) o un ejercicio de respiración en un momento de pausa en el que podamos sentir cierta sobreactivación. Los objetivos de realización nos dan el marco temporal y la guía para ir incorporando el resto de habilidades que van a servirnos para un mayor rendimiento.

La clave: preparación, método y práctica.
Y hasta aquí algunos motivos por los que hay que dar una gran importancia al trabajo previo de definición y establecimiento de objetivos. No es difícil, pero tampoco es limitarse a hacer un SMART de los que te cuentan en cualquier taller.
Como ves, hay objetivos de todo tipo: inmediatos, a medio plazo, a largo plazo, de realización, de resultado, incluso y aunque no hemos comentado, los hay individuales y colectivos… También hay recursos y limitaciones, hay evaluación de la viabilidad, ajustes de expectativas, balances de costes y beneficios… y todo ello, debe ir bien orquestado, coordinado, y planificado. En definitiva, es cuestión de método y práctica en entrenamientos, competiciones menores, amistosos… Siempre es bueno contar con ayuda de tu entrenador o entrenadora, o incluso de una persona especializada en psicología deportiva para aprender y poner en orden todos los conocimientos para llevarlos a la práctica y saltar a un nuevo nivel.
Y bien, ¿en algún momento habías trabajado tus objetivos a este nivel?, ¿Crees que este artículo te puede ayudar a hacerlo mejor? Me encantará conocer tu opinión.
