La preparación mental no entiende de atajos

Para el post de hoy, quiero utilizar como ejemplo, y muy a grandes rasgos, el proceso por el que ganamos músculo cuando hacemos ejercicios orientados a ello.

Seguro que si has ido de manera regular al gimnasio, habrás visto a una serie de habituales en la sala, gente que no se salta una sesión y que levantan grandes cantidades de peso de manera repetida y constante. Lo que ocurre bajo ese plan de ejercicio y de repeticiones, y que no vemos, es un proceso continuo de rotura y reparación de las fibras de ese músculo que se ejercita, y que tiene como resultado, junto con otros procesos que lo favorecen, el crecimiento progresivo del mismo…

fuente: www.elitesportminds.com

Con la preparación a nivel psicológico ocurre algo ligeramente parecido. El aprendizaje no es más (ni menos) que la formación de nuevas conexiones neuronales, y consolidar este nuevo aprendizaje requiere reforzar estas conexiones. Y esto sólo se logra a través de la repetición. Así, el uso continuado de una determinada conexión o circuito neuronal la refuerza y consolida; y al revés, aquellas conexiones o circuitos que no activamos con regularidad se debilitan hasta desaparecer. Esta es, muy a grandes rasgos, y de manera muy simplificada, la base del aprendizaje. Pero me quedo tan sólo con el concepto general para tratar de transmitir la idea que pretendo dejar con este post: La preparación psicológica (al igual que el ejemplo con el que comenzaba el post) no entiende de prisas, improvisaciones, atajos o remedios mágicos.

No hay trucos mentales que marquen la diferencia. O estás preparado o no lo estás. Y eso requiere tiempo y dedicación. Así de simple.

Y del mismo modo que un entrenador no te hará jugar al fútbol en un par de horas ni un personal trainer te conseguirá el físico que deseas en tres días, no puedes pedir resultados inmediatos y efectivos a un psicólogo deportivo.

De modo que, en adelante, quédate con estos cuatro conceptos en mente: tiempo, planificación, método y constancia

  • Considera la preparación psicológica como una inversión a futuro. No esperes resultados o beneficios inmediatos, salvo que quieras frustrarte. Piensa en el trabajo de hoy como una inversión que te dará sus frutos en un medio plazo. Algo que, al fin y al cabo, no difiere demasiado del resto de parcelas deportivas
  • El entrenamiento psicológico debe estar integrado en el plan de preparación global. Hace falta un objetivo general del plan de preparación al cual servirá la preparación psicológica, y habrá que considerarla una más junto con la física, la técnica y la táctica, con las que debe estar integrada
  • Se debe trabajar de manera metódica y ordenada. No basta hacerlo de cualquier forma, y no es una tarea sencilla. Todo debe tener un orden y unos tiempos, una progresión, de lo más simple a lo más complejo, de la dependencia en los ejercicios a la autonomía en la puesta en marcha
  • La práctica constante conduce al dominio y a la simplicidad. La práctica crea hábitos, y los hábitos liberan atención. Al inicio todo es más costoso y consciente, pero con la práctica habitual, las habilidades se automatizan y podemos ponerlas en práctica de manera natural y casi inconsciente.

Jamás me cansaré de repetir y defender esta idea. Trabajar la mente no es aprender trucos, es trabajo. No es magia, es ciencia.

Y no tenerlo en cuenta es crear falsas expectativas en el deportista, cargarte su motivación y malgastar, dicho sea de paso, una baza muy importante para su preparación global, y no sólo en la estrictamente psicológica.

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