Como cada año por estas fechas, hace ya días que tengo mi carta a los Reyes Magos lista y enviada para que, en la madrugada del 6 de Enero, sus Majestades vengan a mi hogar a dejarlas bajo mi árbol. Sí, mantengo la ilusión de un niño. Pero este año es diferente.
Este año he pedido para tí y para mí. Y lo he hecho pensando en lo que más necesitamos para lograr nuestros objetivos en este 2021 recién estrenado

A Melchor le he pedido motivación. Motivación por nuestro deporte, nuestros desafíos, por los logros que esperamos alcanzar, y por los beneficios que ello nos reporte. También por nuestro día a día, por cada entrenamiento, cada ejercicio, cada desafío entre compañeros… para persistir, para superar cada dificultad, para prepararnos con esmero en cada prueba, para enfocarnos en nuestra mejora personal cada día.

A Gaspar le pido estrés. Sí, estrés. Aunque suene mal, aunque parezca perjudicial, desagradable o poco deseable. Estrés, en su justa medida y en los momentos oportunos. Para mantener la tensión necesaria en los momentos clave de la temporada y no perder intensidad, para centrar el foco en lo imprescindible y mantener la concentración, para no caer en el conformismo y seguir mejorando. Y sin duda unas gotas de capacidad para manejarlo y hacer que trabaje en nuestro favor y no en nuestra contra.
Y a Baltasar, para compensar el regalo anterior, le pido autoconfianza. Para afrontar los desafíos con la certeza de que contamos con los recursos necesarios para hacer un buen papel, para competir con cierta percepción de control sobre nuestro rendimiento, para alimentar y fortalecer nuestra motivación, para mantener a raya esos nervios que nos pueden jugar malas pasadas, para no decaer cuando las cosas no salgan como esperábamos… y siempre, de nuevo, en la medida justa que impida que caigamos en la autocomplacencia o nos relajamos antes de tiempo.

Estos tres regalos, estos tres deseos que pido para tí y para mí, van a ser básicos y fundamentales, esenciales diría yo, a lo largo de la temporada.
Fluctuarán, variarán a lo largo de estos meses, y tendrán una influencia mutua que habrá que mantener en equilibrio para un funcionamiento óptimo. En ese equilibrio está la clave. Ninguno de los tres es más importante que los otros dos ¿por qué?
Si por ejemplo ante tu gran objetivo para esta temporada cuentas con una buena motivación pero apenas confías en tus recursos para afrontarlo, el estrés tenderá a crecer y hacerse más intenso. Tienes ganas, te resulta súper atractivo pero temes no estar al nivel.
Si por el contrario cuentas con una confianza notable en tus posibilidades pero no sientes la motivación por tu objetivo y por el día a día de tu preparación, es muy probable que tu nivel de estrés sea mínimo, tu implicación sea nula, descuides tu entrenamiento y acabes por abandonar.
Motivación y autoconfianza se alimentan mutuamente y juntas, suman para afrontar el estrés que inevitablemente aparecerá en determinados momentos.
Estos son mis tres deseos para esta temporada. Cuídalos, trabájalos como parte de tu preparación, y busca mantenerlos en equilibrio en cada momento para que ellos funcionen en tu beneficio.
Y es que, aunque no todo dependa de tí al final de este año, cada mejora, cada pequeño progreso, suma y contribuye para que tus posibilidades de éxito sean mayores ¡Mucha fuerza y a por ello!
