Afirma el poeta pakistaní Gulzar que «la nostalgia no es un buen lugar para vivir». Opino que, para ciertas decisiones, no es un criterio adecuado, o al menos no debe dársele el peso que en ocasiones se le da. El Barça, como en otras etapas recientes y como el caso de otros clubs, tiró de cierta nostalgia a la hora de elegir a Ronald Koeman, héroe azulgrana en los inicios de los 90, para dirigir al equipo. Sin embargo, los resultados, el juego, y hasta la relación con plantilla y afición, no han sido lo esperado. Y tras uno de los peores arranques de la historia del club, vuelven a apostar por otra leyenda blaugrana: Xavi Hernández.
De alguna manera, la incógnita sobre el regreso del ex jugador de Terrasa no era «si o no», sino «cuándo». Y ese cuándo se vio precipitado por el mal devenir del equipo al mando de otra leyenda azulgrana como es Ronald Koeman, cuyo crédito se acabó definitivamente el pasado mes de Octubre y facilitó el vuelo de Qatar a la Ciudad Condal para el actual técnico del Barça.
La incorporación de Xavi al banquillo azulgrana despertó al momento mi interés y he de decir que celebro de veras su llegada. Xavi fue pieza fundamental en aquel equipo de leyenda, pero también en la Selección Nacional que nos dio dos Eurocopas y un Mundial. Desde que colgó las botas, empezó a formarse y «foguearse» como entrenador en el Al-Saad de Quatar, club con el que trabajó durante 4 años, y nunca escondió su deseo de volver a la que fue su casa, pero siempre con una especial prudencia respecto al momento en el que ésto pudiera ser una realidad.
El proyecto de Xavi
«Un proyecto a medio-largo plazo», así definió Xavi, en muy pocas palabras, un punto importante de su llegada al banquillo del Camp Nou. El Barcelona de la 21/22 que encontró se encontraba en una inercia negativa de juego y resultados, que lo situó fuera de los puestos europeos y lejos de su eterno rival. Si una palabra puede definir la primera misión del técnico, esa es «reconstrucción».

Y es éste uno de los aspectos que más llaman mi atención, desde el punto de vista psicológico, de la labor que ya ha empezado a realizar en sus primeras jornadas dirigiendo al equipo.
Sería de esperar que los malos resultados, pero sobre todo las malas sensaciones sobre el juego del conjunto, hayan impactado en la confianza de los jugadores, y que éstos, en un entorno de tan alta exigencia y con las grandes expectativas de un gran club, se vean afectados por el estrés y la presión de no estar a la altura. Y también que la unión del grupo se haya visto afectada.
Por lo tanto, a la remodelación futbolística (en cuanto al estilo de juego) se sumaría una reconstrucción psicológica para recuperar la confianza y motivación de los jugadores para revertir la inercia en todas las competiciones a disputar.
Empezando la casa por los cimientos
Antes de nada, quiero dejar claro que muchas de las cosas que ha empezado a hacer Xavi son de todo menos innovadoras o espectaculares. Por eso, uno de sus primeros aciertos en el vestuario ha sido actuar con la sensatez y el sentido común de establecer un sistema de normas de funcionamiento para los jugadores. Lo sorprendente aquí es que ésto no existiera a su llegada.

La realidad es que definir claramente las normas es uno de los primeros pasos para construir un equipo sólido y unido, en tanto sientan las bases de la disciplina del grupo, generan certidumbre, evitan conflictos posteriores, mantienen un orden interno, y forman parte de la identidad colectiva.
Este sistema, y desconozco si ésto se ha considerado, debería contemplar la gestión y el manejo de excepciones que puedan darse y que, en equipos deportivos y de cualquier otro tipo, puede ser fuente de conflicto al generar agravios.
Análisis, reflexión y austeridad
Un cambio positivo con la llegada de Xavi se encuentra en su puesta en escena de cara a los medios y afición. Pragmático, honesto («el Villarreal no ha merecido perder hoy», afirmaba a la salida del partido contra el ‘Submarino amarillo’) y con análisis claros sobre el rendimiento del equipo, puntos positivos, puntos negativos, refuerzo en forma de elogios personalizados hacia los jugadores…
Otro ejemplo del carácter comedido y prudente del nuevo técnico fue su petición de parar cualquier intención de fichar hasta que hiciera un análisis de la plantilla actual, para ver con qué cuenta y qué necesidades puede llegar a tener el equipo. El momento económico del club no invita a tener otra expectativa, y parece una decisión razonable, aunque de nuevo nada extraordinaria, la de «auditar» lo que tiene para determinar el nivel y el potencial con el que cuenta. El entrenador, por cierto, no ha escatimado en elogios y en reconocer públicamente el talento con el que cuenta, un gesto muy relevante hacia sus jugadores. Hasta la fecha, sólo un fichaje invernal ha llegado a Barcelona…
Mucho más que un lateral
…y éste fichaje es, ni más ni menos, Dani Alves. El brasileño vuelve libre al que fue el equipo en el que ganó todo, y muchos han dudado desde el primer momento de que Alves pueda volver a ser el que tantas alegrías dio a la afición del Camp Nou. La cuestión es ¿es eso lo que Xavi quiere de él? Bajo mi punto de vista, Dani Alves es un fichaje más que interesante para el momento actual del equipo: llega gratis, conoce muy bien el club y al actual técnico, con quien tiene una excelente relación, está totalmente identificado con sus valores, es uno de los ídolos para los aficionados y también para muchos de los jugadores que, seguro, crecieron viéndolo jugar, tiene un carácter ganador, alegre, optimista…

Conviene recordar que, tan importante como el rol deportivo, lo es el rol informal que un jugador desempeña dentro del equipo. A veces incluso más importante. La veteranía, la ambición, la energía, la entrega, el compromiso y ese punto ‘loco’ y optimista del brasileño forman parte de ese rol informal, más allá del futbolístico, que puede aportar al grupo para mantenerlo en lo más alto desde el punto de vista emocional y de confianza. En esta misma temporada hemos visto como otro veterano, Cristiano Ronaldo, regresaba al United tras más de una década y con apenas dos años menos que Alves, llevando a los reds no sólo su talento deportivo, sino su liderazgo y ambición al grupo.
Un modelo positivo como Dani Alves en el Barcelona, con un equipo tan joven y con tanto futuro (Ansu Fati, Gavi, Pedri…) puede tener en estos momentos un efecto mucho más importante que el de su rendimiento deportivo que, por otro lado, puede seguir siendo alto.


Tiempo y paciencia, necesarios
La clave en el devenir del equipo y del proyecto de Xavi Hernández está en el tiempo y la paciencia. La afición lo ha recibido con ilusión y optimismo, al tiempo que medios y aficionados rivales han llegado a mofarse del llamado ‘efecto Xavi’ tras quedar en una situación difícil en Europa empatando ante el Benfica. Obviamente, no deja de ser ruido y juicios de valor sin mucho fundamento cuando el técnico apenas lleva 3 semanas en su puesto. Es la expectativa y la apuesta del club por su labor lo que en este caso resulta decisivo.
En un deporte y a un nivel en el que es obvio que los resultados tienen un peso decisivo, será importante que Xavi pueda trabajar con confianza y una perspectiva a largo plazo que le ayude a construir un equipo que vuelva a alcanzar las cotas de excelencia que tuvo en un pasado aún reciente.
Y este ‘efecto Xavi’ se verá, o no (yo apuesto a que sí), a final de temporada, y no tanto a nivel de resultados, que presumiblemente deberían acompañar, como a nivel de juego, sensaciones, etc… algo esencial para el futuro a medio y largo plazo de un equipo que, revisando jugador por jugador, acaba de echar a andar y tiene un potencial y un porvenir que pueden ser esperanzadores.
Y bien ¿Habrá ‘efecto Xavi’? sólo el tiempo, el trabajo y la paciencia lo dirán
