Koeman, paradójico ‘believer’

Claro y directo. No cree en «lo psicológico ni en las cosas mentales». O al menos eso declaró Ronald Koeman, actual entrenador del F.C. Barcelona, hace poco más de una semana. Y la verdad, me preocupa.

2020 está siendo un año marcado por una pandemia histórica que ha marcado un antes y un después en nuestras vidas, y que ha puesto a prueba nuestra capacidad de adaptación para seguir adelante y lidiar con la más absoluta incertidumbre sobre el futuro más inmediato, impactando de lleno en la economía global, los modelos de negocio, las relaciones sociales,… y por supuesto en el mundo del deporte a diferentes niveles.

Durante meses muchos deportistas perdieron ese importante aliciente que es la competición, teniendo que cambiar de hábitos, rutinas y entorno físico con el confinamiento domiciliario para no perder la forma y el ritmo y poder mantener la suficiente motivación y confianza. La incertidumbre que ello supuso fue una potencial fuente de estrés (especialmente para aquellas disciplinas en las que se dedican meses de preparación para una sola cita en la que se juegan todo) que supone un riesgo para las lesiones importante (aunque Zidane tenga sus dudas al respecto) La vuelta a las competiciones sin público hizo que se perdiera el factor campo, no sólo para deportistas sino también para entrenadores y cuerpos arbitrales.

Podríamos seguir así durante horas para, finalmente, concluir que, si el factor psicológico ya tenía un peso importante en el rendimiento deportivo, este 2020 su importancia se has puesto aún más de relieve.

Por eso me llaman la atención las palabras del técnico holandés del club blaugrana.

Koeman no cree en la psicología. Y lo dice como quien habla de Dios, de los extraterrestres o de los fantasmas. Como si no estuviera hablando de una ciencia con más de un siglo de historia a sus espaldas y que se encontraría a la altura de la fisioterapia o la medicina, que nadie cuestiona en un equipo. Como si lo que aporta careciera de rigor o una suficiente base que lo sustente. Como si fuera humo, cuentos chinos. Vete tú a saber.

Nadie le obliga, y está en su derecho (aunque esté muy equivocado) Pero Koeman, con las riendas de un equipo que se muestra irregular en liga, con un grupo posiblemente dividido, con la continuidad de su mayor crack aún en el aire, etc. habla de manera natural y habitual haciendo uso de conceptos como motivación, concentración, actitud, presión,… lo cual en cierto modo, me hace verlo como un paradójico ‘believer’ de la psicología. Cuanto menos, curioso.

Y es que debe intuir que hay algo ahí que interfiere entre la capacidad de sus jugadores y el rendimiento que ofrecen. Algo tal vez mental, psicológico. Cosas de esas en las que no cree pero que podrían ser importantes. Y va tocando teclas. Por eso, por ejemplo, pide más concentración a Ansu Fati como el que te dice «no estés triste» cuando estás por los suelos y espera haber dado con la solución. Hablar sin saber. Algo muy habitual cuando se trata de algo como la psicología.

Y es que, honestamente, creo que hay una falta de conocimiento, quizá mezclada con prejuicios y tópicos varios, que impiden que dé ese voto de confianza a nuestra ciencia y a todo lo que ésta puede aportar, no ya para solucionar los problemas actuales, sino para prevenir los futuros, dar al equipo un punto adicional en su rendimiento y dotarlo de una variedad de recursos que podrían repercutir en una mayor regularidad y más estabilidad en el tiempo.

La misma falta de conocimiento de los medios que meses atrás escribían algún titular como ‘Koeman psicólogo’ (vaya falta de puntería), o de clubs que confían en un coach que obre el milagro de la noche a la mañana.

Y como indicaba recientemente en Twitter, me ha dado por Koeman por su relevancia y el altavoz tan importante que ésta supone para sus palabras, pero «es Koeman como podría ser Zidane, Guardiola, Klopp, Jémez, o quien quiera que tenga un problema o área de mejora recurrente, que no se explique por la parte física, técnica o táctica y ose decir que la psicología son los padres»

Porque la psicología, sin ser la solución para todo, sí cuenta con recursos probados y con una base científica sólida para optimizar y mejorar el rendimiento, prevenir y anticipar problemas, ayudar en otras áreas de la preparación del deportista (adherencia a los tratamientos farmacológicos, recuperación de lesiones, etc…), velar por su bienestar y salud,… por tanto no se trata de creer, no requiere un acto de fé, y sí de conocimiento, de formación y de trabajo. La pregunta en rueda de prensa por la necesidad de un psicólogo/a del deporte debería ser, de hecho, innecesaria.

Tal vez ya vayamos encontrando nuestro hueco. Y tal vez por cada Koeman que dice no creer, hay una Marín, un Quintero y un Luis Enrique que afirman confiar. Pero lo que sí está claro, es que toca seguir trabajando para facilitar esa necesaria confianza.