Todos tenemos nuestro Kermit ¿Y a ti qué te saca del partido?

¿Alguna vez, compitiendo, ha habido algo o alguien que te haya desquiciado a tal punto que termina por «sacarte» del partido? Hace poco me quité la espinita, al fin, de ver la peli ‘Garra’ (Hustle), protagonizada por Adam Sandler y el jugador español Juancho Hernangómez, y de entre todas las cosas que me gustaron, hubo una en particular que me llevé y me resultó interesante.

En la peli, Hernangómez interpreta a Bo Cruz, un chaval español que busca un hueco en la NBA. Y en su camino, rivaliza con otro aspirante, Kermit Wilts, interpretado por el jugador de los Minnesota Timberwolves Anthony Edwards, quien en uno de sus encuentros de prueba, busca intencionadamente desconcentrar y desestabilizar a Cruz, minando su confianza y su paciencia, desafiándolo e incluso llegando a entrar en descalificaciones personales y hacia su propia familia, lo que hace que el chaval, que hasta entonces mostraba su mejor versión, pierda los papeles, agreda a Wilts y acabe abandonando la cancha y perdiendo su oportunidad.

¿Te suena de algo?, ¿Se te viene a la cabeza algún ejemplo real en el que un competidor/a se descentre y acabe tirando por la borda una buena actuación? A mí se me pueden ocurrir muchos, pero quizá uno de los más sonados, por la persona y el momento, fue el de Zinedine Zidane y su famoso cabezazo en el pecho a Materazzi en la final del Mundial 2006 entre Francia e Italia y que costó al astro francés su expulsión de aquel encuentro. El italiano llegó a contar en alguna entrevista que el origen de aquella agresión estuvo en una referencia que hizo a la hermana de Zizou cuando éste le dijo que le daría su camiseta más tarde: «prefiero a tu hermana», le espetó el defensa.

El ejemplo ficticio de Bo Cruz o el de aquel momento de ‘Zizou’ ilustran muy bien cómo a lo largo de la competición (también durante el entrenamiento, aunque esto no tiene la misma trascendencia) pueden presentarse elementos distractores que afectan a nuestra atención y concentración, que como puedes imaginar, son claves a la hora de ofrecer un buen rendimiento y seguir compitiendo por nuestros objetivos.

Y más allá del juego a nivel táctico, existe otro juego, el mental, que muchas veces puede ser decisivo. La cosa no va de insultos o provocaciones necesariamente. Fíjate, por ejemplo, en cómo los All Black empiezan a ganar sus partidos antes de que arranquen gracias a su célebre ‘haka’ ¿Me sigues?

Y a tí ¿Qué es lo que te saca del partido?

Piénsalo. Todos hemos tenido, tenemos o muy probablemente tendremos nuestro particular ‘Kermit’. Y no necesariamente debe ser un rival molesto o desconcertante. Puede ser un marcador adverso en un momento crítico del partido, puede ser una decisión arbitral que nos parece injusta, puede ser un público hostil, puede ser tu propio entrenador o entrenadora gritándote desde la banda… puedes incluso ser tú después de un fallo que no terminas de perdonarte y al que das vueltas durante gran parte de la competición… o incluso por cuestiones extra deportivas que rondan tu cabeza y te afectan como deportista. Como ves, son muchos los tipos de interferencias que tu atención puede llegar a tener mientras compites.

Dale una pensada ¿Qué es lo que te puede llegar a desconcentrar a ti a lo largo de un partido o competición?

Se trata de eventos o elementos distractores que interfieren con nuestra atención y hacen que nuestro rendimiento deportivo pueda descender drásticamente ¿Y de qué manera ocurre? Las situaciones pueden ser muchas y muy diversas. Por ejemplo:

  • Un rival me incomoda, me insulta o descalifica, lo cual me cabrea, me sobreactiva y busco «devolvérsela» a toda costa. Esto me aparta de mi estrategia de juego, actúo de forma impulsiva, agresiva, a destiempo y con excesiva intensidad. Falta, tarjeta y expulsión
  • Misma situación. Un rival me insulta, me provoca, y en esta ocasión, fruto de la sobreactivación y posiblemente el momento (resultado adverso, etc…) agredo directamente al rival en mitad del «calentón»
  • Cometo un error importante en defensa y a mi equipo le cuesta un gol. Desde entonces no me quito de la cabeza mi «cagada», me culpo, me estreso y me desconcentro, mi confianza anda algo tocada, llego tarde a los balones, me desespero con el rival y no vuelvo a encontrar mi sitio en el partido
  • Mi entrenador/a no para de gritarme desde la banda y me recrimina cada fallo. Empiezo a lanzar menos a canasta (conducta de evitación) y optar por pase a otros compañeros, para evitar sus enfados y reproches. En definitiva,  inhibo mis lanzamientos y eso hace que contribuya menos en esta faceta
  • El pabellón es bastante hostil, hay mucho ruido, abucheos, insultos, me cuesta concentrarme en otra cosa y no puedo atender debidamente a lo que es relevante para dar un buen rendimiento (no atiendo como debo a las indicaciones de mi entrenador, no estoy pendiente de la posición de compañeros y rivales como debería, etc…) por lo que mi juego se ve afectado

Vale, vale, ¿pero y qué hago con esto?

Volvamos a la pista con Bo y Kermit. A raíz de este primer enfrentamiento, el descubridor y entrenador de Bo, Stanley Sugerman (Adam Sandler) trata de ayudar al jugador, y durante los entrenos, mientras éste trata de jugar y lanzar a canasta, Sugerman se sitúa en la posición defensora y trata de provocarle a través de insultos hacia él y su madre. Algo así como exponerle a la situación para que el jugador se habitúe y aprenda a funcionar bajo esas circunstancias.

Lo cierto es que, como siempre digo, cada persona es un mundo (características personales) y cada mundo vive en un universo (contexto), por lo que no, no te voy a dar una solución a tu problema concreto, si es que te pasa como a Bo con Kermit.

Pero si te diré lo que, sí o sí, deberías hacer para empezar a trabajar y mejorar en este sentido:

  • Identifica el elemento que te distrae o desconcentra: Se trata de tener claro qué es lo que te está distrayendo y sacando de tu mejor rendimiento y describirlo con detalle ¿es algo que te dice un rival?, ¿de qué se trata?, ¿qué es lo que tanto te molesta?, ¿son los gritos del entrenador?, ¿son determinadas decisiones arbitrales? Generalmente vale la pena realizar un trabajo en esta línea cuando es algo recurrente y que suele tener un coste para nosotros de manera más o menos habitual. A Bo le podía el carácter, y fuera de la cancha ya había tenido algún problema importante en este sentido.
  • Identifica en qué consiste la interferencia: es decir, de qué modo te afecta ese elemento distractor ¿Hace que no puedas atender a estímulos, instrucciones y demás?, ¿te impide procesar debidamente la información?, ¿te afecta a nivel de toma de decisiones o en tu ejecución?, ¿tal vez hace que te inhibas o reprimas o más bien te lleva a actuar impulsivamente?…
  • Ponlo en contexto: es importante identificar el momento o situaciones en que suele tener lugar. Un marcador adverso puede no afectar igual a nuestra concentración si se da en los primeros minutos que si se da en el tramo final de un encuentro. Una provocación puede no generar el mismo efecto si se da una vez que si

Definir bien un problema, operativizarlo al máximo posible, hace que sea más fácilmente trabajable y que, una vez lo tengamos bien claro, podamos optar por la estrategia más adecuada.

Y aquí, disponer de conocimiento y de un buen repertorio de recursos y habilidades, así como contar con la ayuda necesaria, es lo que marcará la diferencia. Todo puede entrenarse y mejorarse, y sí, también para estas situaciones es importante preparar una estrategia para salir airosos de este tipo de situaciones.

Según el tipo de interferencia, la situación, los recursos y posibilidades que tengamos, etc… las opciones pueden ser varias: desde evitar la situación para tomar distancia si es posible, hasta tirar de recursos como el autodiálogo a partir de objetivos concretos de realización, o estrategias de reenfoque atencional. Aunque realmente lo habitual y más óptimo es una adecuada combinación de distintas técnicas y recursos.

Y bien ¿qué te parece todo esto?, ¿tienes claro cuál es tu ‘Kermit’, ese tipo de situaciones puñeteras o cosas que pueden llegar a desquiciarte y desconcentrarte?, ¿te interesaría conocer con más profundidad cómo podría enfocarse el trabajo para mejorar en esta faceta? Tal vez en otro post tengamos ocasión de profundizar, porque merece la pena y porque, como también suelo decir, el autocontrol es rentable.

Y si no, que se lo digan a Bo.