¿A cuánto salen tus metas? La importancia de analizar los costes de tu objetivo

Hace justo un año y dos días, y aprovechando el reciente final del verano, publiqué un post en el que reflexionaba acerca de las causas por las que habitualmente no suelen funcionar las llamadas ‘operaciones bikini’, y en una de las líneas, hice una breve mención, apenas imperceptible, acerca de considerar los costes que nos suponen nuestros objetivos.Hoy quiero dedicar este post precisamente a la importancia que, de hecho, tiene considerar el coste de nuestras decisiones, objetivos o planes de trabajo. Y es que normalmente, a la hora de establecer objetivos o metas, los asociamos directamente a los beneficios que pretendemos conseguir con ello, algo lógico y comprensible, por otro lado.

Sin embargo, tendemos a considerar por encima, o incluso obviar los costes que nos supone llevar a cabo el plan de acción que nos marcamos para conseguir nuestros objetivos, como si diéramos por hecho que la propia motivación por lo que vamos a obtener nos compensara o nos valiera la pena. Y no siempre es así.

¿Por qué es importante considerar los costes en relación con los beneficios? en primer lugar, para tener una foto lo más certera posible de a qué nos enfrentamos, que nos permita, en última instancia, decidir si seguimos adelante o no. Es una cuestión de motivación, de balance entre lo que vamos a conseguir y lo que nos va a costar. Evidentemente, si el balance entre costes y beneficios se inclina hacia los primeros, la motivación será baja, o nula. Si por el contrario el equilibrio tiende hacia el beneficio, nuestra disposición a ponernos en marcha será mayor. Un aspecto muy importante a incluir en este ejercicio de análisis sería considerar costes/beneficios tanto en el corto plazo como en el medio/largo plazo. Aquí, la relación interesante es la que establezcamos entre el coste inicial, a corto plazo, y los beneficios que sólo obtendremos a medio/largo plazo. Con ello conseguimos generar un mayor compromiso con el plan de trabajo y centrar bien nuestras expectativas o las de nuestros deportistas.

¿En qué tipo de situaciones puede ser interesante hacer este ejercicio? por un lado, a la hora de establecer un objetivo y, con ello, un plan de trabajo para alcanzarlo, nos permite dos cosas: desarrollar la motivación necesaria para conseguirlo, y determinar la viabilidad del plan de trabajo o la necesidad de hacer algún ajuste. Es interesante también cuando, como entrenador, necesitas generar una disposición favorable en uno de tus deportistas para llevar a cabo un cambio significativo (una nueva estrategia, un nuevo gesto técnico o la modificación de uno que ya tiene consolidado y, a priori, le da buenos resultados) Generalmente estos cambios llevan asociado un coste inicial de esfuerzo derivado del propio trabajo y, muy importante, de descenso del rendimiento al aplicar la nueva técnica o estrategia en competición. La clave estará en dar al deportista una visión del beneficio al medio/largo plazo derivado de ese coste inicial. Algo muy importante en el caso de deportistas veteranos con técnicas ya muy consolidadas. Un tercer ejemplo sería el caso de deportistas que tengan que tomar medidas complementarias (alimentarias, médicas, de tratamiento de fisioterapia, etc…) y a las que no están habituados, por lo que sería un medio de fomentar el interés, la motivación y, por tanto, la adherencia al tratamiento o plan complementario.

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Fuente: Pixabay

¿Qué tipo de costes podemos llegar a considerar? A continuación enumero algunos ejemplos de costes que podríamos llegar a tener en cuenta:

  • Costes de esfuerzo: esfuerzo mental a la hora de afrontar tareas novedosas y al inicio complejas, esfuerzo físico al inicio de la adquisición, etc…
  • Costes de tiempo: horas semanales que serán necesarias, tiempo de desplazamiento hasta el centro de entrenamiento, horas fuera de las sesiones de entrenamiento para tareas complementarias, etc…
  • Costes económicos: coste de inscripción a un gimnasio, compra de materiales y/o equipación, costes derivados de desplazamientos, etc…
  • Costes de rendimiento/resultado: descenso significativo del rendimiento, mayor número de partidos perdidos, etc… siempre en los momentos iniciales del proceso de aprendizaje, de cambio o de mejora
  • Sacrificios personales: menos tiempo de ocio con familia y/o amigos, no poder asistir a eventos coincidentes con el tiempo de entrenamiento, menor (o ninguna) dedicación a aficiones personales, reducir o eliminar nuestra alimentación favorita, etc…

¿Cómo puedo hacer este análisis o plantearlo a mi equipo o algún deportista concreto? Una vez te sientas delante del deportista y le planteas el objetivo, lo que se pretende conseguir, y el plan de acción, si se considera necesario hacer este análisis (por poca disposición, motivación o confianza en el planteamiento), la manera más práctica y sencilla es hacerlo de un modo visual y esquemático, a través de una matriz que contemple todos los elementos mencionados (el objetivo y el plan, los costes y la diferenciación entre corto y medio/largo plazo) En la siguiente imagen os dejo un ejemplo muy muy sencillo.

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Ejemplo de matriz de decisiones. Destaco la relación entre coste a corto y beneficio a medio/largo

Se trata de un ejemplo muy esquemático y genérico, en el que habría que sustituir las expresiones ‘llevo a cabo el plan’ y ‘no llevo a cabo el plan’ por las opciones concretas en cada caso (ej. «me involucro en el plan de pesas para ganar fuerza» vs. «no me involucro en el plan de pesas para ganar fuerza») y podríamos hacerlo más completo añadiendo una opción intermedia (ej. «acudo a entrenar 3 días en semana» vs «acudo a entrenar 1 día entre semana» vs «no acudo a entrenar»)

Un ejemplo real es el de un judoca al que planteé la opción de, conociendo de antemano sus rivales, elaborar previamente un plan considerando las características de éstos. El deportista en cuestión era reacio a ello, dado que ser consciente de sus próximos rivales le generaba cierto estado de ansiedad, y prefería no saber con quién le tocaba combatir. Se le planteó realizar un análisis de los costes y beneficios para decidir entre «elaborar un plan de acción considerando a cada rival» vs. «no conocer de antemano los rivales y por tanto no elaborar un plan concreto para cada caso».

Es muy aconsejable que sea el propio interesado quien aporte las respuestas y complete el cuadro. Esto se llama ‘involucrar al deportista’, y con ello logramos una mayor implicación, más motivación e interés y un punto extra de sensación de control sobre el proceso decisorio, lo que suma a su autoconfianza. El papel del entrenador y, si es el caso, del psicólogo, será de supervisión y guía en la generación de ideas a incorporar, pero siempre como planteamientos a contrastar con el propio interesado.

Resumiendo. En definitiva, un buen análisis de la relación costes/beneficios es un recurso muy valioso para fomentar una buena disposición, motivación, confianza y, derivado de todo ello, el compromiso y la adherencia al plan de acción asociado a un determinado objetivo. Es una vía para, en colaboración con el propio deportista, afianzar su compromiso con el objetivo, o bien hacer los ajustes pertinentes para poder lograrlo.

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