Atención y foco en la búsqueda de la excelencia

«La ensoñación cotidiana arruina la práctica» D. Goleman (Focus, 2013)

La concentración es máxima. El cuerpo, relajado pero dispuesto, se dispone a iniciar el movimiento. La ejecución de cada técnica se sucede de manera ordenada, rítmica. Firme. Cada ataque, cada defensa, cada posición. Todos y cada uno de ellos guardan un orden preestablecido, y nacen desde lo más profundo de la mente y el espíritu. Todo tiene sentido y significado. La mirada, atenta, serena, concentrada, acompaña a cada gesto. La cadera ayuda con un movimiento flexible pero firme. Cada músculo del cuerpo, cada articulación, tiene su papel en esta danza. En esta lucha representada con suma destreza. Y el guerrero parte del mismo punto al que retorna. Ahí reside el equilibrio, la milimétrica precisión de la que hace gala un experto.

Ejecutar con maestría una combinación técnica en Taekwondo, alcanzar la excelencia, requiere una dedicación especial que bien podría no terminar nunca. Quien llega a cotas altas de ejecución suele hacerlo de una manera aparentemente sencilla para el que observa, pero es precisamente esta sencillez uno de los rasgos que distinguen a un auténtico experto de un iniciado. Al comienzo, cuando el cinturón es blanco inmaculado, todo tiene una dificultad mayor. Aprender el recorrido, donde va cada movimiento, qué tipo de paso acompaña a cada técnica, cómo debemos ejecutar correctamente cada una de ellas… el esfuerzo mental es mayor, y la atención es dirigida de manera totalmente consciente.

Sólo después de muchas horas de entrenamiento podemos alcanzar un grado óptimo de ejecución. Sólo tras mucho tiempo de práctica continuada y constante se puede alcanzar un nivel de experto. Y sólo entonces, podremos hacerlo con la mente liberada de todo esfuerzo.

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Fuente: www.taekwondoaustralia.com.au

El tiempo invertido, sin embargo, no parece ser el factor decisivo. Podemos dedicar años a la práctica consistente de la disciplina, y aún así ser discretos o incluso mediocres al ponerla en práctica. El tiempo ejecutado no garantiza por sí solo el resultado perseguido. Se puede hacer algo mal durante décadas, y jamás la suma de los errores terminará en positivo. Hace falta algo más.

Hace falta atención concentrada y sostenida. Atención a cada movimiento y cada detalle de la acción. Mejorar requiere ser plenamente consciente del momento presente, del ahora. Debemos concentrarnos en cada detalle, en cada uno de nuestros movimientos, e ir trabajando los aspectos que fallan o que no se realizan correctamente. Para Daniel Goleman, Psicólogo y experto en Inteligencia Emocional, «la atención plena parece alentar la velocidad de procesamiento mental, fortalecer las conexiones sinápticas y establecer o expandir redes neuronales ligadas a lo que estamos ejercitando». Esta atención sostenida, esta concentración, hace que la práctica sea una práctica inteligente y productiva. Tal vez no sean necesarias las famosas 10.000 horas que se marcan para alcanzar la excelencia en cualquier disciplina.

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Fuente: Pinterest

Y por otro lado, cabe hacerse la siguiente pregunta ¿Quién me indica hacia donde debo dirigir mi atención y mi concentración durante la práctica? el segundo elemento que se hace imprescindible para la mejora continua es contar con un maestro experto que guíe tus pasos y te proporcione el feedback preciso que necesitas para seguir avanzando.

Existe, por último, una diferencia significativa entre los considerados expertos y aquellos que quedan en un nivel de aficionado. Mientras que el aficionado en una determinada materia persiste hasta alcanzar un nivel de ejecución automático y que siga el circuito que Daniel Goleman define como ascendente (el que corresponde a los hábitos ya consolidados y que no requieren nuestra atención y nuestro esfuerzo, como por ejemplo el caso de conducir) «los expertos, por su parte, nunca dejan de prestar una atención descendente, contrarrestando deliberadamente, de ese modo, la tendencia del cerebro a automatizar rutinas. Se concentran activamente en los movimientos que todavía deben perfeccionar, corrigiendo lo que no funciona y ajustando, en consecuencia, sus modelos mentales»

Por lo tanto, un experto, en cualquier materia, nunca deja de aprender y de practicar de manera consciente desde la humildad y con el firme objetivo de mejorar contínuamente en su ejecución y en su constante búsqueda de la excelencia.

Bibliografía: Focus, D.Goleman (2013)

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