Si me lo permites, te daré un consejo que seguro te van a repetir no pocas veces a lo largo de tu vida: cree en tí. Confía en tí. No dejes que las circunstancias o los fracasos te hagan dudar ni un segundo de tu capacidad.
Ahora, déjame que te dé otro consejo: no hagas ni puñetero caso al primero que te he dado. Es un error. Un error bienintencionado, pero un error al fin y al cabo.

Porque por muy importante que sea confiar en uno mismo (que lo es), por muy bueno o buena que seas en lo tuyo (que puede ser), si en algún momento dudas de tí, de tu capacidad, de tus posibilidades, ninguna frase motivadora, ninguna cita célebre, van a conseguir que de repente lo hagas, o al menos que lo hagas y lo mantengas tras el primer envite. Si no confías en tí, no es porque no quieras. Y no se trata de que te persuadan. Se trata de que tengas pruebas, evidencias, una base sólida sobre la que poder confiar.
La autoconfianza no es un acto de fe ciega, no es una cuestión de voluntad, no. No van por ahí los tiros. Confiar en tí es cuestión de preparación y anticipación, de conocimiento, de análisis. Es algo que se debe trabajar más allá de las arengas o frases de aliento.

Cuando conoces bien el reto, cuando estudias la carrera o cuando analizas objetivamente al rival, empiezas a entender a qué te estás enfrentando.
Cuando analizas detalladamente tu nivel, tus recursos físicos, técnicos, mentales, estás en disposición de valorar tus posibilidades de hacer frente al desafío.
Y cuando preparas la estrategia más eficaz posible, cuando anticipas las dificultades que vendrán y preparas el plan B para afrontarlas, estás empezando a tomar el control.
Y esa es la verdadera base de tu autoconfianza, sentirte objetivamente capaz de responder al reto, al desafío. No se trata de saber que vas a ganar, no se trata de verte infalible. Al contrario, cuando verdaderamente confías en tí, sabes que puedes fallar, que el error es parte del juego, pero que cuando falles, ese fallo no decidirá por tí tu manera de competir; que tienes recursos para responder a esa dificultad, que te has preparado.
Todo entrenador debería trabajar codo con codo con su deportista o su equipo en esta labor importantísima para desarrollar y fortalecer un aspecto de gran importancia en el rendimiento deportivo y que toca de cerca otros como el estrés, la activación o la motivación.
Y con todo este trabajo bien hecho ya sí, repetir contigo aquello de «creo en mí, puedo hacerlo, y me he preparado»
